El mayor reto es el cambio de mentalidad

Las finanzas son historia. Literalmente. Históricamente, la función financiera ha consistido en mirar hacia atrás, hacia cosas que ya han sucedido. Informes y conciliación. Pagar a la gente por el trabajo que ya han hecho, y decirle a la dirección cómo ha funcionado la empresa.

Mirar constantemente hacia atrás no es una buena posición desde la que dirigir.

Quizá por eso otros departamentos han robado terreno a las finanzas. Entre los años sesenta y los noventa, las finanzas fueron posiblemente la mayor fuente de innovaciones en el lugar de trabajo. Al fin y al cabo, de ahí surgieron las TI, con la automatización de las nóminas y otras funciones. En muchas organizaciones, la informática sigue dependiendo de la función financiera, y mira cómo ha transformado la forma en que todos trabajamos.

Pero desde los años noventa, otros departamentos con más visión de futuro han empezado a tomar el control en la organización. Ventas y marketing.

Cada vez más, estos departamentos definen sus propias inversiones en software y el hardware (si es necesario) para apoyarlo: CRM, automatización del marketing, análisis.

Tenga en cuenta que todos estos componentes básicos de software tienen algo en común: son ricos en datos. En muchos sentidos, son herramientas de previsión que responden a preguntas como: "¿Con cuántos clientes tenemos relación?", "¿Cuántos más añadiremos?" y "¿Cuánto valdrá cada uno?".

Las respuestas a estas preguntas tienen un valor evidente para la dirección de cualquier organización. Pero, como previsiones, sólo pueden ser aproximaciones a la verdad. El único departamento de la organización que tiene acceso a la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, es el financiero.

Pero la verdad de las finanzas tiene poco valor operativo para la organización si siempre es retrospectiva. De nada sirve a la dirección validar las expectativas de marketing y las previsiones de ventas con cifras de hace semanas o incluso meses.

El reto para los responsables financieros es dejar de operar en el pasado y empezar a hacerlo en el presente. Convertirse en una organización en tiempo real que pueda compartir con el resto de la organización la verdad de hoy, no la de la semana pasada.

A partir de aquí, las finanzas pueden empezar a convertirse en una función con visión de futuro, como sus homólogas. No en competencia, sino en colaboración, ofreciendo información y la verdad para informar y validar las previsiones de marketing y ventas, operaciones, recursos humanos y otros.

Las herramientas están ahí para apoyar esta transformación. El mayor reto es el cambio de mentalidad.

¿Cómo se gira para afrontar el futuro?

He aquí tres puntos de partida:

  1. Eliminar el retraso: ¿Cuál es el tiempo de respuesta de sus informes a la empresa? Si es de meses, conviértalo en semanas. Si es de semanas, que sea de días. Y si son días, que sean horas. Es posible.
  2. Comparta información: Inicie una conversación con los departamentos de ventas y marketing sobre sus necesidades de conocimiento. ¿Qué quieren saber que tú puedas decirles? ¿Cómo puede añadir valor a sus operaciones?
  3. Mire más allá: Examine los retos de su sector. Mire a sus socios, a la cadena de suministro y más allá. ¿Pueden los patrones de sus datos anticipar futuros desarrollos?