La tecnología no es una cuestión de blancos y negros

La adopción y el uso de la tecnología no son iguales en todas partes y existen diferencias significativas entre las distintas partes del mundo. La forma en que las empresas utilizan la tecnología no es una cuestión de blanco o negro, sino que abarca matices de gris. En un extremo del espectro están los lugares expertos en tecnología, como California, donde la computación en nube es una norma; en el otro extremo, en los países en desarrollo, la situación es muy diferente.

Estas diferencias están asociadas no sólo a la adopción de nuevas tecnologías, sino también a cómo se organizan las empresas. Muchos departamentos de TI en Norteamérica se consideran un componente de Finanzas y Administración; TI participa en el suministro de infraestructuras físicas como conexiones a Internet y servidores, pero no interviene en las decisiones empresariales sobre selección de software, salvo en lo que se refiere a cuestiones de TI como tecnología, seguridad y estándares. Por ello, los usuarios empresariales pueden adquirir en la nube las mejores aplicaciones que se ajusten a sus necesidades.

Sin embargo, en otras partes del mundo, la visión del papel de las TI suele ser muy diferente; en países como India y China, las TI suelen dictar a los usuarios empresariales qué software deben utilizar. Este dominio de la TI y la tecnología hace que sea muy difícil para los usuarios empresariales beneficiarse del mejor software, incluso si ese software es el mejor para sus necesidades.

En el mundo en desarrollo, para las empresas e incluso las de tamaño medio, TI suele promover productos de un solo proveedor de empresas como SAP que abarcan un amplio número de aplicaciones empresariales. En muchos casos lo hacen porque el uso de software de marca caro mejora la imagen de su empresa a los ojos de los empleados y de las partes externas. Otra razón es que los servicios profesionales necesarios para implantar estos sistemas son relativamente baratos debido al bajo coste de la mano de obra.

Norteamérica fue donde empezó la computación en nube y donde ha despegado. Debido a la computación en nube (y por otras razones) el impulso en el mundo de las aplicaciones empresariales se ha alejado de los productos de un solo proveedor y se ha orientado hacia las mejores soluciones de software. En lo que respecta al uso de la tecnología, la opinión generalizada es que lo que ocurre en Norteamérica acabará calando en el resto del mundo. Si esto ocurre, y los usuarios de las empresas de los países en desarrollo empiezan a utilizar aplicaciones en la nube, se producirán grandes trastornos en la forma en que esas empresas se gestionan a sí mismas y los departamentos de TI perderán su predominio, al igual que ha ocurrido en las economías desarrolladas.

Un factor que puede impedirlo es el coste de la mano de obra. En Norteamérica, en las décadas de 1980 y 1990, la regla general era gastar el 2% de los ingresos de la empresa en TI, tanto si los departamentos de TI necesitaban el dinero como si no. En muchos casos, los departamentos de TI no cumplían lo prometido: implantaban aplicaciones empresariales que no eran lo que querían los usuarios de la empresa. Debido a esta combinación de costes elevados y falta de soluciones, se produjo un conflicto entre los departamentos de TI y los usuarios de la empresa, y éstos ganaron; los departamentos de TI acabaron ocupándose sólo de la fontanería.

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Esto puede repetirse o no en el mundo en desarrollo. Si los salarios de TI más bajos pueden mantener los costes bajos, entonces TI puede ser capaz de mantener el control de las aplicaciones. Pero queda por ver si los usuarios empresariales se conformarán con un software de un único proveedor que tenga una funcionalidad amplia pero limitada en lugar de las mejores aplicaciones en la nube. Si es así, es posible que la tendencia a la nube que se originó en Norteamérica no se abra camino en todo el mundo. Esto significará que en el futuro habrá una gran diferencia entre el uso empresarial de los ordenadores en el mundo desarrollado y en el mundo en desarrollo.